El domo de la catedral de florencia

     El domo de la catedral de Florencia es considerado una de las mas grandes hazaña

de ingeniería y un ícono del renacimiento. Fue construida hace 600 años atrás por alguien

que ni siquiera tenía formación como arquitecto o ingeniero y aun así intentó lo imposible.

Este hombre fue Filipo Brunelleschi, un orfebre, que construyó el domo de escala

descomunal en una época en donde la tecnología existente hacía imposible construirlo.


    Este domo, que pesa cuarenta mil toneladas, está compuesto por más de cuatro

millones de ladrillos siendo el domo más grande del mundo y el método utilizado para

construirlo sigue siendo un misterio. Este domo fue construido sin máquinas ni materiales

modernos y aun así sigue siendo el más grande de su tipo. Tiene la forma de un arco

puntiagudo y está compuesto de ocho lados que se unen en el tope. Algo interesante es

que este domo no es sólido si no que está compuesto de un domo en el interior y otro en el

exterior dejando espacio entre ellos que sirve como paso para llegar al tope del domo.


    Bruneleschi no dejó ningún tipo de plano, diagrama o escrito detallando el método

de construcción del domo, dejando a futuras generaciones en asombro e intrigados en

como se las ingenió para completar semejante hazaña. La tecnología típica para construir

domos utilizaba marcos para soportar los bloques mientas se ensamblaba el domo. El

problema era que la magnitud y la altura del domo hacía casi imposible poder construir un

molde que soportara el arco hasta completarse. Aquí entra en juego el ingenio de

Buneleschi quien crea máquinas para poder llevar los materiales a la altura necesaria y

para evitar que las paredes del domo colapsaran por la gravedad inventa una nueva forma

de colocar ladrillos que permite que las paredes se sostengan a si mismas.

    Esta magnífica obra arquitectónica tomo dieciseis años en construirse, y estampó

el nombre de Filipo Bruneleschi en la historia como el hombre que desafió lo posible.

Midiendo ciento cincuenta pies de ancho y ciento ochenta pies de alto definitivamente el

domo de la catedral de Florencia es un testigo a la ingeniosidad de Bruneleschi y da

crédito a la grandeza arquitectural que inspiró el renacimiento.

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